domingo, 20 de diciembre de 2015

BOQUITAS PINTADAS

Alumnas: Calizaya, Ada Ruth - Sandoval, Gisela - Vaca, Cecilia

Introducción

En el presente trabajo analizaremos la novela Boquitas Pintadas de Manuel Puig, que describe
la sociedad del siglo XX, plasmado en el papel de la mujer como principal protagonista. La
novela se desarrolla en un pueblo de la provincia de Buenos Aires entre los años 1934 y 1947.
Una novela de líneas puras que no solo marca una nueva forma de relato, sino que se
presenta como espectáculo ante un público que descubrirá una realidad visualizada en cada
uno de los personajes de Boquitas Pitadas. Se realizara un breve recorrido por la vida del Autor
y nos centraremos en un análisis minucioso de la obra.

Manuel Puig nació en General Villegas, provincia de Buenos Aires, el 28 de diciembre de 1932.
En este pueblo transcurrieron los primeros años de infancia. Sus dos primeras novelas La
traición de Rita Hayworth (1968) y Boquitas Pintadas (1969), reproducen la vida pueblerina, los
hábitos y costumbres y hasta la forma de hablar y pensar de sus habitantes (la humillación de
las mujeres, la fuerza del macho). Puig prefería ir al cine, donde eran premiados la bondad, el
sacrificio y la humildad. Amaba las películas de la época de oro de Hollywood, con sus
sofisticadas rubias o pelirrojas, cubiertas de pieles y joyas, sus decorados fastuosos. Soñaba
con convertirse en cineasta.

En una de sus primeras mudanzas, sus padres lo internaron en el Colegio Ward de Ramos
Mejía, una prestigiosa escuela donde aprendió inglés a la perfección. Manuel era un chico
despierto y valía la pena el sacrificio que significaba ese traslado para una familia de clase
media como la suya. Su madre, María Elena, que lo adoraba y lo acompañó hasta su muerte,
sufrió mucho con esta obligada separación. Era una mujer muy instruida, cosa poco común en
esa época, y presintió que la chatura, la monotonía y la ausencia de los estímulos culturales de
General Villegas acabarían por opacar a su talentoso hijo. El padre, Baldomero, respondía
adecuadamente al patrón machista descripto por el escritor en sus obras.

En 1950, inicia sus estudios universitarios. Primero arquitectura, luego Letras. Después de
cumplir con el servicio militar, decide ir a estudiar cine a Roma. Estudia italiano y consigue una
beca para el Centro Sperimentale di Cinematografia. Una nueva frustración. En Italia, imperaba
un cine despojado y expresivo, cargado de contenidos ideológicos, totalmente distinto a sus
amadas películas norteamericanas. Se instala en París y luego en Londres, donde escribe un
guión en inglés. En 1960 vuelve a nuestro país, y se desempeña como Asistente de dirección. A
mediados de la década del 60 se muda a Estados Unidos y termina de darle forma a lo que será
su primera novela: La traición de Rita Hayworth. En la Argentina, la primera edición no tiene
mucho éxito. Mientras tanto, Puig se dedica a la producción de su segunda novela, Boquitas pintadas, que se convierte en un best seller, utilizando como base el folletín, o novela por entregas, propio del mundo femenino.

A principios de la década del 70, Torres Nilson convierte en realidad el sueño de Puig: Boquitas
pintadas se puede ver en el cine. En 1973, el gobierno prohíbe oficialmente su tercera novela
(The Buenos Aires Affair); Puig es amenazado telefónicamente y acorralado económicamente,
por lo que el escritor vive en el exilio por un período de ocho años.

Primero, estuvo en México, donde escribió El beso de la Mujer Araña (que tuvo adaptación
cinematográfica, operística, teatral y de comedia musical). También su siguiente novela, Pubis
Angelical, es llevada al cine, esta vez, por Raúl de la Torre.

Su segunda residencia fue fijada en Nueva York y, de allí, se mudó a Río de Janeiro. Sus
siguientes novelas (Maldición eterna a quien lea estas páginas, Sangre de amor correspondido
y Cae la noche tropical) no recibieron buenas críticas en nuestro país, que comenzaba a
olvidarlo.

En Cuernavaca, México, pasa sus últimos años, acompañado por su madre y sus amigos. En
julio de 1990, muere en Cuernavaca, después de una operación de vesícula. Su cuerpo fue
cremado y sus cenizas descansan en la casa de su madre, en Buenos Aires.

Argumento de la novela:

La novela cuenta la historia de Juan Carlos Etchepare, vinculado, fundamentalmente, con tres
mujeres: Nenè, una humilde muchacha que está realmente enamorada de él; Mabel, una chica
bien que es tan infiel como lo es Juan Carlos y la viuda Di Carlo, mal vista por los rumores de
que no respeta su viudez. Al mismo tiempo, se entrelazan las historias de la hermana de Juan
Carlos, Celina (una soltera empedernida), Pancho y la Rabadilla, entre otros. Cuando Juan
Carlos debe internarse en Córdoba porque ha contraído tuberculosis, comienza una formidable
exposición de las relaciones humanas y el valor de los lazos efectivos establecidos por el deseo.
Toda la novela está contada a través de diálogos directos, cartas, diarios íntimos, expedientes

y publicaciones, habiendo un mínimo de narración convencional.

Estructura de la novela: 

La novela está compuesta por dieciséis capítulos, cada episodio esta precedido por versos de
canciones populares, en su mayoría tangos de Alfredo Le Pera. Dividida en dos partes:
“Boquitas pintadas de rojo carmesí “ y “Boquitas azules, violáceas, negras”.

Tipo de Novela:

Boquitas Pintadas esta calificada como una novela rosa, más conocida como novela romántica,
aunque resulte útil el término “rosa” para distinguirla de la novela romántica perteneciente al
periodo del Romanticismo. Se trata de un género literario narrativo occidental, la RAE la define
como una variedad de relato novelesco, cultivado en época moderna, con personajes y
ambientes muy convencionales, en el cual se narran las disimilitudes de dos enamorados, cuyo
amor triunfa frente a las adversidades. Así mismo los personajes viven un profundo romance,
luego el desengaño y por último, la muerte de uno o varios personajes importantes, en el
desarrollo de la novela rosa. Igualmente se describen minuciosamente todas las escenas, y la
pérdida de algunos detalles, puede hacer que el lector no encuentre sentido a la historia
relatada. Estos detalles sirven para anticiparnos, en parte, al final de la historia o a ciertos
episodios importantes. Algunos personajes no son nombrados, sino que podemos saber
quiénes son, prestando atención a descripciones, que son similares a las anteriores
correspondientes a la característica de la novela rosa.

Del mismo modo se otorga gran importancia a la religión Católica. La mayoría de las acciones
desempeñadas por los personajes, tienden a relacionarse (directa o indirectamente) con la
Iglesia.

Esta historia además está marcada por los encubrimientos, mentiras, ocultamientos y engaños
entre los personajes: Nené oculta a Juan Carlos, su relación con el Dr. Aschero, Juan Carlos
engaña a todas las mujeres, Celina escribe las cartas, haciéndose pasar por su madre, Mabel
engañaba a su novio con Juan Carlos, Pancho se metía en el cuarto de Mabel por las noches,
para que nadie se enterara, etc.

La muerte es el elemento que nos marca el comienzo y el final de la historia: al comienzo, la
muerte de Juan Carlos; al final, la muerte de Nené.

Debemos demarcar que la obra se considera como un melodrama que es una obra literaria,
teatral o cinematográfica destinada al gran público, que presenta sucesos dramáticos o
violentos para exaltar los sentimientos, a menudo de modo exagerado y una escasa

elaboración psicológica y artística.

Personajes: 

Los personajes de Boquitas Pintadas están moldeadas por los estereotipos de la Novela Rosa:
la buena, la mala, el amante guapo, el marido bueno, etc.

-Nené: Nélida Enriqueta Fernández. Pertenece a una familia humilde, no muy adinerada. Era
rubia, de piel muy clara. Estaba enamorada verdaderamente de Juan Carlos. A pesar del paso
del tiempo, ella siguió enamorada de él. No estaba interesada en sus pertenencias. Estaba
peleada con Celina, por un problema en el Club Social. Trata de buscar a la culpable de la
enfermedad de Juan Carlos, sin darse cuenta que el único culpable de la enfermedad, era él
mismo.

-Juan Carlos: Juan Carlos Jacinto Eusebio Etchepare. Pertenece a una familia que poseía un
buen pasar. Tenía el pelo castaño claro y ojos marrones. Era muy mujeriego, le gustaba el
juego y el alcohol, y era malo para los negocios. No se enamoraba de las mujeres, sólo las
seducía y jugaba con ellas hasta obtener lo que quería, y luego las dejaba. Salía con muchas
mujeres a la vez, pero las hacía sentir únicas. Mientras estaba con Nené, también salía con
Mabel. Le gustaba degradar a las mujeres. Tenía tuberculosis, que le producía severos ataques
de tos con sangre.

-Mabel: María Mabel Sáenz. Pertenece a una familia adinerada de Coronel Vallejos. Era
morocha, pero poseía buenos modales. Era maestra de grado. Salió un tiempo con Juan Carlos,
pero se distanciaron cuando su padre la obligó por la enfermedad del muchacho.

-Pancho: Francisco Catalino Páez. El mejor amigo de Juan Carlos. Pertenece a la clase baja; vive
en un rancho. Es un mestizo: pelo oscuro y rizado, musculoso, ojos oscuros. Primero
pertenecía a la construcción, pero después estudió para suboficial en la Policía. Tenía un hijo
(no reconocido ante las autoridades) con la Rabadilla.

-Rabadilla: Antonia Josefa Ramírez. También llamada Raba. Es sirvienta de diferentes familias
adineradas de Vallejos. Era compañera en la escuela de Nené, Mabel y Celina. Tiene un hijo
con Pancho, al que asesina al descubrir que se encontraba con Mabel.

-Celina: Es la hermana de Juan Carlos. Le tenía odio a Nené, y la culpaba de su enfermedad.
Quería que su hermano saliera con Mabel, ya que era una persona con mucho dinero y
ascenderían en la sociedad. Es una persona muy mentirosa y con mucha maldad.

-La viuda: Elsa Di Carlo. Era viuda y tenía una hija. Se decía que Juan Carlos la iba a visitar a
menudo.

-Dr. Aschero: Para él trabajo Nené como enfermera. A pesar de estar casado y tener dos hijos,
se aprovechaba de ella.

El relator de la novela:

Hablamos de relator y no de narrador ya que la historia se presenta en forma cronológica

desordenada. No hay sólo una forma de relator, sino que se hace de maneras muy diferente:

   Cartas, actas, recortes de diarios: No hay un narrador que nos cuente la historia, sino
      que leemos los trozos de papeles recolectados. Vemos lo que ya pasó; no estamos
      presentes durante el desarrollo de la acción. Por ejemplo: las cartas de Nenè a Doña
      Leonor; las cartas de Celina al marido de Nenè (Dr. Massa); las cartas de Juan Carlos a
      Nenè; las actas de defunción de Juan Carlos Etchepare y Nenè; el recorte de diario del
      asesinato de Francisco Páez; etc.

   Tercera persona: una persona que no pertenece a la historia, nos la cuenta. Ejemplo:
      en la decimoquinta entrega, en la que el narrador nos cuenta cuando Mabel va a
      visitar a Nené.

   Narrador ausente: El narrador parece que no está. Ejemplo: en el pensamiento de cada
      uno de los personajes. Se cuenta tal cual el pensamiento de la persona. Es en el
      momento que la acción está sucediendo. Porque leemos las cartas enviadas y no un
      relato de ellas o de la acción.

   Diálogos: los propios personajes nos hacen descubrir una parte de la historia, es decir
      que vamos junto con ellos.

La no existencia de voz de autor “real” corresponde a la no existencia de “historia real” (no hay
acontecimientos históricos); la cronología es simplemente cronograma de un desarrollo
interno; el autor y la historia se definen como ausencias, como esas ausencias que,
justamente, son los “silencios significativos”. Hay relatores, no autor; hay cronograma, no
historia; hay permanencia absoluta (las voces y los juicios son los que corresponden a la misma
cultura e ideología de los personajes), pero esa permanencia es, al mismo lempo,
absolutamente distanciada: la combinación de modos directos e indirectos de relatar es una
combinación de inmanencia y distancia; la historia se relata y juzga a sí misma pero también se
distancia y se ofrece como espectáculo para los lectores.

Tiempo plasmado en la novela:

La historia abarca los siguientes años y meses: 1935 (marzo, abril, julio, septiembre), 1936

(abril, junio, septiembre), 1937 (abril, junio, julio, agosto, septiembre), 1938 (enero, noviembre), 1939 (abril, mayo, junio), 1941 (abril), 1947 (abril, mayo, junio, julio, agosto,
septiembre, octubre),1968 (septiembre). Sus límites extremos son marzo de 1935 por un lado
y septiembre de 1968 por otro; hay tres saltos: entre 1939 y 1941, entre 1941 y 1947, y entre
1947 y 1968.

Hemos notado la preferencia por los meses que van desde abril a septiembre; el énfasis en el
frío, para iniciar o terminar relaciones, empresas y vidas: Juan Carlos muere en abril, Nené en
septiembre; Juan Carlos inicia sus relaciones sexuales con Mabel en septiembre (la segunda
vez en abril); con Nené comienza su noviazgo en septiembre; Mabel y Pancho se relacionan en
abril; en septiembre concluye el intercambio de cartas entre Nené y Celina. Los dos únicos
meses de verano que constan en la historia consignan los momentos más agudos de
separación o disgregación del grupo protagonista: en enero de 1938 Nené y Juan Carlos ya no
tienen relaciones, Mabel está en Buenos Aires, Pancho en La Plata y Raba en el hospital. En
noviembre de 1938 Nené está en Buenos Aires en luna de miel, y Mabel ha vuelto a Vallejos.

Los objetos relacionados con las clases sociales: 

Mabel, Nené, Raba, las tres clases sociales de Boquitas pintadas, se acompañan por algún
objeto o clase de objetos reiterados en dos tiempos distintos del relato: las muñecas del
dormitorio de Mabel (1937 – entrega 3 ª ‐ , 1939 –entrega 11ª‐), la lámpara que Mabel regaló
a Nené cuando esta se casó (1938 –entrega 9ª‐, 1939 –entrega 10ª‐, 1968 –entrega 16ª‐), y los
comestibles de Raba (1937 –entrega 5ª‐, 1968 –entrega 16ª‐) , son objetos son atributos de los
personajes femeninos y son dos veces atributos: “vuelven” para decir otra vez su atribución.
En Boquitas pintadas se repite para cambiar, se dice lo mismo para decir lo otro: esos atributos
son pues, por un lado, atributos de permanencia (en tanto se aplican al mismo personaje) pero
por otro son atributos de cambio (se reiteran para indicar que algo ha cambiado, que ese
personaje en relación dos veces con ese mismo objeto es, sin embargo, otro).

Las muñecas de Mabel son vistas en su primera aparición como puros objetos decorativos, en
un dormitorio vacío de personas; en el segundo momento Mabel es, según Pancho, una de
esas muñecas de pelo natural y ojos que se mueven, la de “tamaño natural”; es el único pasaje
del relato en que un “personaje” es una “cosa”. En la primera aparición las muñecas se
relacionaban, por contigüidad, con Cecil y Juan Carlos (el novio manifiesto y el amante oculto
en el dormitorio vacío); en la segunda está Pancho presente: esas réplicas de seres vivos que
solo tienen exterior cosifican a Mabel en su infantilismo (su posible frigidez), su carácter
equívoco e intermedio entre niña frívola y prostituta ; Mabel nunca muestra su interior en el

relato, no hay monólogos interiores ni cartas de ella a otros personajes; Mabel solo se muestra como “anónima”, sin mostrarse (al sacerdote en la confesión, al “correo del corazón” y en un
anónimo al médico). Mabel se vincula, además, con el “exterior”, con el cine norteamericano y
sus actores; sus deseos nunca se expresan como fantasías interiores sino como proyecciones
sobre objetos exteriores, como la película que está viendo.

La lámpara con pantalla de tul de Nené es también un objeto decorativo, y en su segunda
aparición (1939) se ubica en un interior vacío, pero no de personajes como el dormitorio de
Mabel, sino de muebles: la lámpara es el único objeto del living de Nené. Su tercer momento
(este objeto aparece tres veces, confirmando el carácter de “tercera” de Nené, su ubicación
social intermedia) marca la desaparición de su dueña: esta vez se encuentra en un interior
amueblado, pero Nené ha muerto. La lámpara le sobrevive, casi intacta a través de treinta
años, siempre allí, no sujeta, como los personajes, a la destrucción del Tiempo. La lámpara no
es Nené como Mabel era una muñeca; es lo opuesto de Nené, el objeto sin vida, resguardado,
conservado.

Los objetos de Raba son comestibles, siempre abundantes; la primera vez (1937) “decoran “su
dormitorio‐despensa en la casa de Aschero y son comestibles ajenos; la segunda vez (1968)
son propios y Raba los lleva, al aire libre de regalo a su hijo. Los comestibles son otros pero de
la misma clase, son universales (todos comen), perecederos, no como la lámpara de Nené, se
interiorizan, Tienen ellos mismos interior (huevos), se consumen y queman. Son orgánicos y
naturales frente a los inorgánicos y culturales objetos decorativos. Raba es el personaje más
largamente interiorizado de Boquitas pintadas; la reaparición de sus objetos indica un
movimiento de apropiación y de interiorización (de desalienación): esos objetos, antes ajenos
y guardados en su dormitorio, son ahora propios y llevados de regalo al aire libre.

Pero los cadáveres de los hombres también son vistos dos veces , son también objetos de
distintas clases: el de Pancho es un esqueleto, solo queda su interior, está en el Osario, junto a
otros muchos cadáveres; los chicos abren la puerta de madera para observar el interior; las
desapariciones del esqueleto de Pancho consisten en una repetición literal, salvo el estado de
la higuera con la que se lo asocia por contigüidad: la higuera tiene frutos verdes o maduros,
según la época del año; es el objeto natural que sobrevive a Pancho (como la lámpara
sobrevivía a Nené), pero sujeto a los cambios del tiempo: es la naturaleza que sigue viviendo.
El cadáver de Juan Carlos no se ve, solo su tumba, su exterior cubierto de placas eternas; está
solo y se leen las inscripciones decoradas y su nombre. La variación consiste, en su segunda
aparición, en el agregado de una placa más; se lo asocia no con la naturaleza sino con las otras
tumbas, los otros nombres muertos.

Es un objeto exterior vinculado con la cultura. Tener interior, ser muchos (comestibles y
esqueletos), formar parte de la naturaleza, es propio de los objetos y cadáveres de las clases
populares; no tener interior (ocultarlo), ser objetos culturales, réplicas eternas (como las
muñecas y las inscripciones), es propio de los objetos y cadáveres de las otras clases sociales.
En este contexto de objetos y cadáveres, la literatura (las cartas) se coloca voluntariamente del
lado de los que se queman, muestran su interior, se interiorizan y se incorporan, de los
perecederos. Las cartas, letras pero no como las de las placas, objetos culturales pero cuyo
destino final es ser quemados en el incinerador (como debía haber sido quemado el cadáver de
Juan Carlos), pasan así a formar parte, junto con el esqueleto de Pancho y los comestibles de
Raba, de la clase de objetos que sobreviven, los objetos universales de las clases populares.

Transgresiones de los personajes:

Es claro que las mentiras, el ocultamiento, la traición, están distribuidas socialmente en
Boquitas pintadas. Pero es claro también que la categorización social corresponde
directamente a la categorización sexual: las figuras femeninas son las que encarnan más
netamente los tres escalones y sus posibles variantes; los hombres, en cambio, son dos: el
sistema ternario femenino se opone al binario masculino; la estructura ternaria define a cada
una de las clases sociales, la binaria a las relaciones entre las clases. De allí el orden en que se
ubican los personajes en los cortes: Nené, Juan Carlos, Mabel, Pancho, Raba; los hombres
están intercalados entre las mujeres, relacionándolas; cada mujer toca, por así decirlo, al
hombre (o a los hombres en el caso de Mabel) con los que tuvo contacto. Los hombres
establecen los pasajes; no se ubican netamente en su clase social, quieren ascender, “trepar”:
“saltan el tapial” para llegar a Mabel; el tapial es un objeto simbólico (secreto, límite,
transgresión, muerte). La construcción binaria en el caso masculino y la ternaria en el
femenino impone una desigualdad en cuanto a la producción de la significación: las mujeres se
organizan alrededor de un término medio (Nené) que neutraliza o condensa las oposiciones
entre los extremos; los hombres constituyen un caso de “dualismo diametral”
Consiguientemente, las figuras masculinas se definen cada una por su oposición a la otra, y por
la asimetría de sus estructuras: son lindo/fuerte, enfermo/saludable, empleado/obrero.
Ostentan ropas que los destacan (campera de estanciero, uniforme de suboficial) y se
enorgullecen de ellas: esas ropas son también signos de pasajes sociales, de ascensos; los
arrancan de sus clases de origen; los dos hombres mueren. Ropa, transgresión y muerte son
los rasgos distintivos de los hombres; las diferencias derivan de su inserción social y consisten

simplemente en inversiones:

Pancho no descubre las confidencias de Juan Carlos, Juan Carlos revela el secreto que Pancho
le confió (dice al comisario que Pancho es el padre del hijo de Raba); Juan Carlos muere de
muerte lenta, enfermo, Pancho de muerte súbita y violenta; Pancho da dinero y ayuda a su
hijo, ocultamente, Juan Carlos roba dinero y gasta el dinero de la viuda, su madre simbólica.
Juan Carlos y Pancho son simétricos, inversos y complementarios: entre los dos constituyen la
imagen del culpable.

La mentira-verdad en las distintas clases sociales:

El universo de los mentirosos (y de los que ocultan) coincide con el universo de los personajes
de la novela, pero las mentiras –signos que se intercambian‐ tienen distintos destinatarios y
destinos: el dibujo del circuito de cada una de las mentiras conduce a varios tipos de verdad,
según el destinatario de la mentira (y del ocultamiento) llegue a enterarse, como el lector, de
la verdad correspondiente.

Mabel y Juan Carlos ocupan un lugar semejante: mienten a sus familias, novios y amigos.

Mabel solo dice la verdad al sacerdote, oculta en el confesionario; los hechos que esconden
Mabel y Juan Carlos nunca son conocidos por los destinatarios de las mentiras, sino por
Pancho (la relación de Mabel con Juan Carlos), por Raba (la relación de Pancho y Mabel) y por
la viuda (el robo de Juan Carlos). Frente a ellos, las mentiras de Nené son siempre descubiertas
por los destinatarios: Juan Carlos llega a conocer sus relaciones con Aschero, su marido se
entera de su amor por Juan Carlos, de sus sentimientos respecto de él mismo y de sus hijos (a
través de las cartas que envía Celina).

Nené miente en las cartas dirigidas a la madre de Juan Carlos (entregas 1ª y 2ª) pero después
dice la verdad (son las cartas que Celina enviará al marido, entrega 15ª). Nené ocupa, en el
universo de los mentirosos, un lugar absolutamente distinto del de Juan Carlos y Mabel: sus
mentiras son sabidas, sus ocultamientos se descubren, están allí; su interior es tan conocido
por los personajes como por el lector.

Raba miente solo a instancias despersonalizadas (al hospital, a la policía) a la inversa de Mabel,
que solo dice la verdad a una instancia despersonalizada, el sacerdote; todos los personajes
del relato, como el lector, conocen su verdad. Frente a ella, los ocultamientos de Pancho (al
comisario su paternidad y a Raba la ayuda que prestaba a su hijo) llegan a ser conocidos por

los destinatarios.

Mabel y Juan Carlos son los ejecutores de los actos y palabras que deben ser ocultados; los
destinatarios de sus mentiras nunca llegan a conocer la verdad; Raba y Pancho conocen, son
los que comparten la sabiduría que ostenta el lector, el único vidente absoluto; la mentira y la
verdad son hechos francamente sociales, son signos de clase: Raba y Pancho (y lateralmente la
viuda) son la verdad de Mabel y Juan Carlos.

Las ciegas de la novela:

Frente a esta polaridad, Nené y Celina, en el centro del relato (socialmente y en razón de su
correspondencia que lo organiza) son las ciegas: nunca llegarán a saber la verdad de Juan
Carlos y de Mabel. El tema de los ciegos (en boca de Raba, una de las “videntes” del relato, y a
través de diversos tangos: La cieguita, Charlemos y Te lloran mis ojos) es, así, el tema
organizador de la novela; las ciegas son las que se escriben y las que, situadas en el polo
opuesto al del lector, que Nene la verdad, posibilitan el relato; esta es entonces una novela
“reveladora” (se muestra a sí misma como objeto de consumo, como mercancía que circula,
como sustituto de relaciones corporales, y también muestra –revela‐ culturas, ideologías,
comportamientos; exhibe, sobre todo y en todos los niveles, lo que debe ser ocultado). Una
novela reveladora, organizada por la correspondencia entre las ciegas y armada en base a una
mentira: Nené no sabe que Celina es la que recibe sus cartas y la que le responderá. Pero la
verdad no se predica al final, con el cierre; está antes, también en el centro de Boquitas
pintadas, en las cartas de Juan Carlos. En la entrega 7ª Juan Carlos escribe a Nené, el 27 de
julio de 1937 (pág. 103), que su madre “tiene el pulso muy tembleque”. La ciega Nené conocía
la verdad de esa transacción pero la había olvidado, reprimido.

Las dos ciegas, la clase media, sostienen el relato desde sus extremos; en el centro las cartas

de Juan Carlos, la verdad, la literatura (las cartas).

El juicio final: 

No es el de Nené (el de la resurrección de los cuerpos) sino el de la historia. En 1968, cuando
muere Nené, todas las situaciones han cambiado. Solo sobreviven Mabel y Raba; Nené no se
llevará las cartas a la tumba; Raba posee y es feliz, lleva a su hijo comestibles abundantes, su
hija se casará con un tambero; Mabel no posee nada, trabaja todas las horas posibles, porque
su nieto tiene las extremidades izquierdas mutiladas por la parálisis infantil y necesita dinero
para solventar los tratamientos. Esos premios y castigos con que se cierra la historia son de
una ironía incierta; el relato se juzga a sí mismo (así como se narró a sí mismo, con voces

distintas): no hay alguien desde otra situación que condene o premie. Los que en la primera parte de la historia tenían ahora carecen, los que carecían ahora tienen; la virtud (la generosidad de Raba) es premiada, el vicio (la hipocresía de Mabel) es castigado. Esta última característica de la justicia emocional es típica característica de la Novela Rosa.

Conclusión:

En la Novela Boquitas Pintadas nos encontramos con un melodrama de amor y crimen. El
amor, el sacrificio de los amantes, la nobleza, problemas de interés femenino son temas
fundamentales, así como la crítica al estilo de vida de la sociedad argentina. Se habla de lo
prohibido a través del ocultamiento y la simulación, hipocresía y envidia. La novela nos abre
camino hacia un pasado y podría decirse hacia el presente de la realidad de una sociedad de
ocultamientos, de acciones no bien vista por los demás integrantes. Las formas o reglas de
integración a la sociedad nos permiten tener un claro bagaje de las acciones apropiadas, se
juzga a las personas por sus distintas acciones. Se juzga de la misma manera que en el
universo de los mentirosos, no puedes ser más que un arquetipo de la sociedad perfecta pero
hipócrita vista en la novela de Manuel Puig. Cada uno de los personajes forma parte del
universo de las mentiras, a veces piadosas en otras ocasiones simplemente por beneficio
propio. No son perfectos, pero tratan de encajar en una sociedad que les inculca posturas que
no son las adecuadas, aquellos que se hacen ver bien y pulcros son simplemente la parte
hipócrita de la sociedad por ejemplo el personaje de María Mabel Sáez.


Bibliografía.

 Boquitas Pintadas, Manuel Puig 5ª Edición. Buenos Aires: Bookt, 2015
 Wikipedia. Biografía de Manuel Puig.
 http://www.literatura.org “Critica de la Literatura Argentina” de Daniel Capallo.
Buenos Aires 2008.
 http://www.monografias.org Boquitas pintadas de Manuel Puig.
 http://www.literatura.org
 http://todo-argentina.net/

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